Empezar por los lugares frecuentes,
como el escritorio quizá,
donde reposan y se apilan los recuerdos;
ayer, por ejemplo, encontré tu sonrisa,
algunas letras, y la silueta de tus labios secos,
y estoy seguro...
que en la profundidad gris de todos tus restos,
podré encontrarme...
encontrarme en olvido.
Guilletti Martázar
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